Paul Ekman libro: Resumen y análisis

Más allá de las palabras: La ciencia de las emociones con Paul Ekman.

El eminente psicólogo Paul Ekman está considerado uno de los cien psicólogos más destacados del siglo XX. Ha dedicado gran parte de su vida profesional al estudio de las emociones y también ha sido pionero en el análisis de las expresiones faciales que las acompañan.

“No podríamos vivir sin las emociones”, decía, “la cuestión es cómo vivir mejor con ellas”.

Las emociones nos preparan para manejar sucesos importantes sin tener que pensar en lo que hay que hacer. Son repentinas, biológicas e incontrolables. Se generan por un recuerdo, una experiencia, la empatía y relación con otros, la educación adquirida o las normas sociales que imperen en el entorno.

Paul Ekman ha demostrado que nuestras emociones tienen una base biológica profunda. Por ejemplo, las expresiones faciales universales de emociones como la alegría, la tristeza, el miedo y la ira se encuentran en todas las culturas, lo que sugiere que son innatas y no aprendidas. Estas expresiones faciales son respuestas automáticas que reflejan nuestros sentimientos internos, y Ekman desarrolló métodos para identificar y medir estos microgestos.

Además, Ekman destacó la importancia de entender y manejar nuestras emociones para mejorar nuestra calidad de vida. Saber identificar nuestras emociones y sus desencadenantes nos permite manejarlas mejor, evitando reacciones impulsivas y mejorando nuestras relaciones interpersonales. La inteligencia emocional es esencial para el bienestar personal y social.

Las emociones también juegan un papel crucial en nuestra toma de decisiones. A menudo, nuestras decisiones están influenciadas por nuestros estados emocionales. Reconocer este hecho nos ayuda a tomar decisiones más equilibradas y conscientes.

Las investigaciones de Paul Ekman han ampliado nuestra comprensión de las emociones y su impacto en nuestras vidas. Aprender a vivir mejor con nuestras emociones no solo mejora nuestra salud mental, sino que también enriquece nuestras interacciones y experiencias diarias.

Nuestras emociones dan forma a lo que percibimos, pensamos y hacemos. Modifican la manera en que se percibe el mundo y cómo se interpretan las acciones tanto propias como de los demás. Una emoción es breve, llega y se va. Sin embargo, cuando una emoción se expresa de forma reiterada y continua, hablamos de un estado de ánimo. Por ejemplo, experimentar tristeza durante un momento específico es una emoción, pero sentirse triste durante varios días se considera un estado de ánimo.

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Para Ekman, las emociones principales son siete: la tristeza, la ira, la sorpresa, el miedo, el asco, el desprecio y la alegría. Cada una de estas emociones tiene una función específica y una expresión facial universal. La tristeza, por ejemplo, puede llevar a otros a ofrecer consuelo, mientras que la ira puede señalar la necesidad de resolver un conflicto.

La mayor contribución de Ekman en el estudio de las emociones fue demostrar que el rostro de las emociones es universal. A través de estudios muy completos y muchas fotografías, Ekman mostró que las expresiones faciales de estas emociones se reflejan de forma muy similar en cualquier cultura y raza. Esto significa que, independientemente del contexto cultural, las personas expresan y reconocen estas emociones básicas de maneras comparables.

Ekman utilizó fotografías de personas de diferentes culturas y analizó sus reacciones emocionales. Encontró que las mismas expresiones faciales para emociones como la alegría, el miedo o la sorpresa eran reconocibles en todo el mundo. Esto no solo destacó la universalidad de las emociones, sino que también sugirió una base biológica para las expresiones emocionales.

Comprender las emociones y sus expresiones universales tiene implicaciones importantes. Nos ayuda a mejorar la comunicación intercultural, a desarrollar la empatía y a manejar mejor las relaciones interpersonales. Al reconocer que todos compartimos estas emociones básicas, podemos fomentar una mayor comprensión y conexión entre personas de diferentes orígenes y experiencias.

Las 7 emociones básicas

Así, la tristeza, una de las emociones que tienden a durar más en el tiempo, se refleja en la expresión facial y en la voz. Con la ayuda de ambas, se conforma una llamada de auxilio lanzada a los demás. También el llanto es una expresión emocional de carácter universal, que no solo expresa dolor o tristeza, sino que también busca la empatía y el apoyo de los demás.

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La ira suele provocar más ira. Se puede entrar en una rápida escalada que hace que sea considerada como la emoción más peligrosa. La ira avisa de la necesidad de cambiar algo, haciendo saber al resto que “hay problemas”. En ese ciclo vicioso, muchas veces lo que se busca es la oportunidad de enfadarse, lo que puede llevar a conflictos intensificados y, a menudo, destructivos.

La sorpresa es la más breve de todas las emociones. Suele durar solo unos segundos y su función principal es la de prepararnos para enfrentar lo inesperado, abriendo nuestros sentidos para recibir nueva información rápidamente.

Por su parte, el miedo responde a la percepción de una amenaza de daño físico o mental. La reacción que suele provocar es esconderse o huir, activando el instinto de supervivencia. El miedo nos alerta del peligro y nos prepara para tomar acciones que nos protejan.

Los niños y los adolescentes se sienten fascinados por el asco. A esas edades, atrae lo raro, lo enfermizo, lo desgraciado y lo socialmente contaminado. Esta emoción ayuda a evitar sustancias o situaciones que podrían ser dañinas, y su expresión a menudo es exagerada en los jóvenes debido a su curiosidad y exploración del mundo.

El desprecio o desdén también tiene una expresión facial universal. Esta emoción puede indicar una evaluación negativa de otra persona o situación, y se manifiesta de manera similar en todas las culturas. El desprecio puede afectar significativamente las relaciones interpersonales, ya que suele implicar una sensación de superioridad y desaprobación.




Y, por último, la alegría, que donde más se aprecia es en el tono de voz. La alegría presenta diversos grados: diversión, contento, excitación, alivio, asombro, éxtasis, gratitud, elevación, etc. Esta emoción se refleja no solo en expresiones faciales, sino también en la energía y entusiasmo que transmitimos al hablar.

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Los estudios de Paul Ekman demuestran que todos experimentamos las mismas emociones, pero todos las experimentamos de manera distinta. La respuesta que cada uno dé a esa emoción y cómo la viva es lo que marcará la diferencia de actitud entre las personas. Mientras que una persona puede reaccionar a la ira con agresión, otra puede responder con reflexión y calma. Estas diferencias en la gestión emocional son cruciales para nuestras interacciones y relaciones.

 

 

 

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